ELLA
Es ella, estoy seguro. Camina entre la niebla con determinación. La misma con la que cuidó de mi padre hasta el último momento. Nunca una mala cara, nunca un mal gesto. ¿Cómo olvidar aquella tarde de mayo en la que el sol arrancaba destellos dorados en los escaparates de enfrente de casa? Él, en su inseparable silla de ruedas, y ella cruzaron la mirada por primera vez. «Manuel, voy a venir todos las mañanas a pasear contigo y a leerte